Blizzard Arcade Collection

The Lost Vikings y cómo aprendimos a amar los juegos de puzzle multijugador

The Lost Vikings y cómo aprendimos a amar los juegos de puzzle multijugador
Hace horas que estás intentando pasar este nivel. El plan es simple: consigues que Olaf salte por el hueco del ascensor para que se reúna con Baleog. Baleog presiona el botón a sus espaldas. Ese botón abre una puerta arriba para Erik. Luego, cambias a Erik y arremetes para destruir la pared que tiene delante, justo después de la puerta que Baleog acaba de abrir. Después accionas la palanca con Erik para que suba el ascensor en el que están Baleog y Olaf. Los tres vikingos se reúnen arriba de todo para salir y ganas. Fácil, ¿no?

Cuando se lanzó allá por 1992 para la Super NES, The Lost Vikings llamó la atención del público porque presentaba una combinación única: era un juego de plataformas desafiante con puzzles ingeniosos y humor.

Capturados por el malvado Tomator para convertirse en atracciones de un zoológico intergaláctico, Erik, el Veloz, Baleog, el Feroz y Olaf, el Fornido, deben atravesar 37 niveles a lo largo de seis mundos distintos para regresar a casa.

No importa si decides jugar solo o con un amigo, el objetivo en The Lost Vikings es relativamente sencillo: llegar al final de cada nivel sin que muera ninguno de los vikingos jugables en el camino. Cada vikingo tiene sus habilidades únicas, y los niveles están diseñados de forma que necesitas que cooperen entre ellos para superarlos. Los personajes jugables son:

Erik, el Veloz: Erik es un vikingo poderoso, delgado y pelirrojo. Es el único de los vikingos que puede saltar, y puede usar su casco con cuernos para arremeter a gran velocidad y dañar a los enemigos o romper ciertas paredes.

Erik, el Veloz, arremete contra una pared y la destruye.

Baleog, el Feroz: Baleog es un vikingo rubio musculoso, con un bigote que le sacaría lágrimas de orgullo a Sam Bigotes. Como experto en armas, Baleog puede derrotar a los enemigos con su arco o su enorme mandoble. También puede disparar flechas para activar botones o interruptores que están fuera de alcance.

Baleog, el Feroz, dispara una flecha para bajar un puente.

Olaf, el Fornido: El gigante gentil del grupo, un vikingo de barba poblada con ropas un poco pequeñas para su personalidad. Olaf puede bloquear cualquier ataque con su escudo. También puede levantarlo y lanzarse por riscos para planear con gracia. Y, por último, Baleog y Erik pueden subirse al escudo de Olaf, que tiene la fuerza para sostenerlos, y obtienen un escalón ideal para llegar a lugares muy altos.

La edición definitiva de The Lost Vikings que incluye Blizzard Arcade Collection incorpora traducciones a varios idiomas y las mejores características de las dos versiones para consola de The Lost Vikings, como más niveles y el modo cooperativo para tres jugadores. Pero si prefieres zambullirte en la nostalgia, puedes jugar las versiones originales.

No sigas a ciegas al líder

En los primeros días de Blizzard, crear juegos era tan desafiante como ahora, pero quizás por distintas razones. Allen Adham (cofundador de Blizzard Entertainment y productor/programador para The Lost Vikings) dice que “Hoy, los equipos [de desarrollo de videojuegos] pueden tener entre 200 y 300 personas, o más. En ese entonces, podías desarrollar un juego completo de principio a fin en un par de meses con cuatro o cinco personas. [Cuando empezamos], no teníamos idea de lo que estábamos haciendo. Recién salíamos de la universidad y solo creíamos que sería divertido hacer juegos”.

Trabajar para el pequeño equipo de Silicon and Synapse —el nombre de Blizzard en esa época— fue el primer trabajo de tiempo completo para muchos de los empleados de la compañía en ciernes, y era algo común que aprendieran en el trabajo y fueran responsables por varias partes del proceso de desarrollo.

Las limitaciones del hardware de las consolas de la época también obligaban al equipo a usar la creatividad, a crear juegos divertidos con una cantidad reducida de memoria, poco poder de procesamiento y paletas de colores limitadas. Sam Didier (uno de los artistas de The Lost Vikings) menciona que las limitaciones de colores fueron un gran desafío. “Tuve que aprender a dibujar con solo 15 colores, porque eso era lo que había. Al final, utilizamos colores más chillones para que resaltaran más en el televisor”.

El concepto original para The Lost Vikings estaba inspirado en Lemmings, un juego de puzzles de plataformas. En los primeros diseños se veían cientos de vikingos pequeños, de ocho pixeles de alto, con distintas habilidades y herramientas. Didier menciona a algunos: “un vikingo con una antorcha, un vikingo escalera, y otros, y los usabas para escalar castillos, cruzar fosos, derrotar enemigos y todo tipo de cosas”.

Patrick Wyatt (programador de The Lost Vikings) comenta que el equipo básicamente estaba “construyendo un juego alrededor de la conquista pueblos enemigos, una especie de versión 2D sidescroller de lo que después fue Warcraft”.

La evolución del concepto: ¿cuántos vikingos son demasiados?

Como el juego se estaba desarrollando principalmente para el mercado de consolas, los desarrolladores se dieron cuenta en seguida de que un juego con personajes de ocho pixeles de alto no iba a funcionar. Adham dice que “Con el tiempo, nos percatamos de que, en el televisor, las unidades pequeñas no se veían bien. Y a los jugadores de consola les gustaba más controlar directamente al personaje que controlarlo indirectamente”.

Didier también habla sobre lo difícil que fue desarrollar para el mercado de consolas de la época, que era muy competitivo. ¿Cómo iba a destacarse Blizzard con unos vikingos diminutos? “Si nos íbamos a enfrentar a estos personajes famosísimos, como Super Mario o Sonic the Hedgehog, necesitábamos personajes que estuvieran a la altura, y cientos de vikingos diminutos no iban a funcionar”, dice.

Frank Pearce (cofundador de Blizzard Entertainment y programador de The Lost Vikings) recuerda que “con el tiempo, [el juego] pasó a tener menos vikingos, primero cinco, y luego tres, cada uno con habilidades muy específicas”. Wyatt comenta que “Los desafíos técnicos sobraban, y no teníamos un diseño robusto para el juego, fue mutando con el tiempo. Un desafío era que, una vez que resolvías el acertijo, debías llevar a los vikingos caminando hasta la salida del nivel, y en los niveles más grandes podía ser tedioso, así que originalmente íbamos a implementar una función de seguimiento automático para que todos los personajes pudieran seguir a un vikingo. Pero, al final, los niveles eran tan peligrosos que, si uno de los personajes moría porque estaba siguiendo automáticamente a otro, eso iba a ser muy irritante. Al final, fue una función para la que no tuvimos suficiente tiempo”.

Tras tomar la decisión de pasar de un ejército de vikingos merodeadores a un trío adorable, los diseñadores de niveles también tuvieron esta decisión en cuenta, para asegurarse de que la mayor parte de la acción ocurriera en espacios relativamente pequeños. Una vez que se resolvía el acertijo, el jugador podía llevar a los vikingos a la salida fácilmente para avanzar al siguiente desafío sin demoras.

Aprender a hacer los juegos a la manera de Blizzard

The Lost Vikings, quizás inadvertidamente, dio forma a la filosofía con la que Blizzard luego diseñaría todos sus videojuegos, desde la dirección artística hasta la experiencia de juego y lo que los creadores originales llaman “encontrar la diversión”. James Anhalt (programador de The Lost Vikings) comenta que “cuando trabajaban en el juego, individualizaron a los vikingos cada vez más y más hasta que solo quedaron tres, y eso es algo que heredaron otros juegos de Blizzard, en los que hay unas pocas unidades que son geniales, y no cientos de personajes casi iguales”.

Joeyray Hall (artista de The Lost Vikings) explica cómo nació el famoso estilo de arte de Blizzard y cómo el proceso de aprobación de su arte terminó cambiando todo. “Muchas personas me preguntan por qué el estilo de arte de Blizzard es tan chillón, por qué los colores son tan intensos y todo eso. Sam (Didier) y yo éramos los encargados de trabajar en eso, y siempre le enseñábamos lo que estábamos haciendo a Allen [Adham].

Como [Adham] era daltónico, no veía la diferencia entre ciertos colores, así que nos pedía que los intensificáramos para que pudiera verlos. Lo hacíamos, y seguía pidiéndonos más color hasta que lograba verlo bien y lo aprobaba, entonces volvíamos a bajar la intensidad para el juego y seguíamos trabajando. Hasta que un día, los dejamos en niveles altos, y eso fue todo, no hubo ninguna magia ni nada por el estilo, fue solo que Allen era daltónico y no había otra forma de que viera los colores”.

Adham, por otra parte, comparte una historia curiosa sobre los principios de diseño que definieron y definen a Blizzard. "Acabábamos de lanzar el juego y oímos que había una tienda cerca en la que se podía probar. Así que voy durante el almuerzo y veo cuatro televisores con juegos distintos, The Lost Vikings uno de ellos. Me acerco justo cuando un niño, quizás de 13 o 14 años, está jugando el primer nivel. Una de las primeras cosas que tienes que hacer es mover a Erik un poco a la derecha y cruzar un pozo de electricidad. Estábamos intentando enseñarles a los jugadores cómo saltar con Erik. Así que dio dos pasos a la derecha, se cayó a la electricidad, soltó el control y pasó al siguiente juego".

Un pozo de electricidad separa a Erik, el Veloz, de Baleog.

"Y pensé 'Dios mío, matamos a este niño a los dos segundos de empezar y ahora nunca sabrá lo increíble que es el juego’. Ese momento formó la base de la filosofía que usamos para todo ahora, que consiste en que la incorporación de nuevos jugadores a los juegos sea lo más segura y fácil posible. Quieres que tus jugadores empiecen a sentirse heroicos y poderosos desde el principio. Ojalá ese chico le haya dado otra oportunidad al juego, pero esa lección, para mí, marcó un antes y un después en la filosofía de diseño de Blizzard".

Encanto duradero

Aunque sufrió muchos cambios durante el desarrollo, la meta con The Lost Vikings siempre fue la misma: crear un juego divertido, que te atrapara y que se destacara en el mercado de consolas competitivo de principios de los 90, y que siguiera deleitando a los jugadores durante mucho tiempo. Para Didier, el atractivo principal del juego eran “los tres personajes diferentes. No solo son vikingos geniales haciendo cosas de vikingos, sino que también viajan en el tiempo, así que tienes a los vikingos en eras prehistóricas, en naves espaciales futurísticas, en situaciones locas. Nos divertimos mucho con eso, pudimos explorar muchas eras distintas guiados por nuestros tres vikingos”.

Después del lanzamiento del juego, no pasó mucho tiempo hasta que los vikingos volvieron a aparecer en juegos de Blizzard. Rock n’ Roll Racing se lanzó al mercado un año después con Olaf, el Fornido, como un corredor jugable secreto. Los tres vikingos aparecen en la versión de Sega 32X de Blackthorne, al parecer tan perdidos como los jugadores que los encontraron.

Olaf como personaje secreto en Rock N Roll Racing

Los vikingos también encontraron el camino hacia Azeroth, más específicamente a World of Warcraft, en las profundidades del calabozo Uldaman de Las Tierras Devastadas. Luego, en la expansión Cataclysm, los vikingos jugaron un papel más importante en las misiones de las zonas que rodean Las Tierras Devastadas, en las que cada uno usó sus habilidades insignia para ayudar a los héroes de Azeroth. Y hace poco, aparecieron como personaje jugable (bueno, en realidad personajes jugables, pero van en grupo) en  Heroes of the Storm

No importa dónde hayas conocido a Erik, Baleog y Olaf, esperamos que la primera impresión haya sido excelente e inolvidable. Y ahora que conoces su historia, Blizzard Arcade Collection te ofrece una vez más la oportunidad de ayudarlos a completar su misión.

¿Estás listo para para ayudar a estos vikingos a volver a casa? Es fácil empezar. Dirígete a nuestro artículo de resumen para ver todo lo que se viene. Celebra los 30 años de Blizzard con nosotros con uno de nuestros primeros títulos, ¡por 30 años más de entretenimiento épico!


Con Baleog, aprietas el interruptor. Cambias de personaje para bajar con Olaf, con su majestuoso escudo por arriba de la cabeza. Mientras el vikingo con sobrepeso planea hasta un lugar seguro, cambias al pelirrojo Erik y atraviesas una pared arremetiendo contra ella. ¡Pero espera! Para tu sorpresa, oyes el inconfundible sonido de Olaf recibiendo daño. Te olvidaste de bajar su escudo cuando aterrizó, para que pudiera bloquear los ataques de los enemigos. En pánico, cambias a Baleog, intentando salvar la situación, y usas su poderosa espada para defender a Olaf. Pero llegas un segundo tarde, Olaf se convierte en una pila de huesos, su cráneo casi burlándose de ti. El pobre Olaf quedó fuera del juego. Lo único que queda es volver a empezar el nivel a regañadientes, y recordar que la próxima, tienes que hacer que baje ese tonto escudo… Ya casi lo tenías.

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