Blizzard Arcade Collection

La influencia inconfundible de Rock N Roll Racing en el estilo de Blizzard.

Blizzard Entertainment

“Nobody gonna beat my car […] Ooh, it’s a killing machine [...] It’s got everything” - Ian Gillan, Deep Purple (banda sonora de Rock N Roll Racing)

Entre rebobinadoras de VHS, resortes de juguete, mascotas virtuales y reproductores Walkman, un grupo de nerds trabajaban encerrados como sardinas en lata en un pequeño juego de carreras para la SNES. Lo que el grupo no sabía es que ese título de velocidad extrema no solo ganaría muchos galardones, sino que también influiría en la voz del épico entretenimiento de Blizzard durante generaciones. Aprovechando la celebración del 30.º aniversario de Blizzard y la reintroducción de estos emblemáticos juegos retro, queremos echar un poco de luz (con nuestros faros delanteros de cromo pulido) sobre el juego de carreras que aceleró nuestros motores creativos en las décadas pasadas.

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Cómo se encendió el motor de Rock N Roll Racing

SNES FORCE #6 - RESEÑA DE 1993 - 90% de 100%: "No importa qué género musical escuches, cualquier clásico del rock te hará marcar el ritmo con el pie. Prefiero conducir una mini antes que escuchar a Black Sabbath, pero cuando suena la intro de 'Paranoid', no puedo evitar mover la cabeza al ritmo de la música. Esto es solo una parte del encanto: el resto del juego es fantástico. En pocas palabras, Rock N Roll Racing es el mejor juego de carreras hasta la fecha, capaz de transformar a cualquier músico de folk pacifista en un demonio del asfalto, loco por la velocidad. ¡Es genial!" -Chris

Originalmente, Rock N Roll Racing se concibió como algo que tranquilamente podría haberse llamado “Racing”, a secas. Blizzard, en ese entonces Silicon & Synapse, había lanzado un juego llamado RPM Racing (Radical Psycho Machine Racing) para la SNES y estaba desarrollando una secuela. Sin embargo, después de una chispa de inspiración de Brian Fargo, de Interplay, y con el pequeño detalle de tener luz verde para utilizar versiones MIDI de clásicos del heavy metal, RPM II quedó en el pasado y Rock N Roll Racing se convirtió en el sucesor espiritual del juego… con un nuevo nombre más radical. La idea de incluir un surtido de canciones populares del género no formaba parte del plan original. Según Allen Adham, cofundador de Blizzard, el equipo en un principio se contactó con la banda de rock and roll mundialmente famosa ZZ Top para crear lo que ellos llamarían, “ZZ Top’s Racing”. Aunque teniendo en cuenta que la banda estaba en el pico de su carrera, la idea derivó en un modelo más acorde al presupuesto disponible del juego.

Cuando comenzó la producción de Rock N Roll Racing, la empresa estaba compuesta por alrededor de 10 personas que programaban, dibujaban y redactaban en una habitación “del tamaño de mi departamento”, según explica Bob Fitch, que ingresó en 1993 para ayudar a programar Rock N Roll Racing y desde entonces se ha convertido en director técnico de Blizzard. En una entrevista de la BlizzCon 2016, la descripción de Bob del proceso de postulación para el empleo es un reflejo exacto de la cultura de Blizzard a principios de los 90: “Llevaba una camiseta con la imagen de un demonio de Tasmania mordiendo un símbolo de paz en el frente y la leyenda ‘Me encantan los residuos tóxicos’ en la parte de atrás. Imagino que pensaron ‘Sí, este tipo va encajar muy bien’”.

Esa cultura de reunir a personas con gustos en común para crear juegos geniales fomentó un ambiente laboral que combinaba la pasión con el relax. Si bien nadie sabe exactamente quién era el mejor al volante (Bob Fitch afirma ser el rey de los paseos en auto), Allen Adham dice que jugó tanto Rock N Roll Racing en la oficina que “empezó a influir en la forma en que conducía mi auto real. Intentaba derrapar en las intersecciones y me imaginaba disparando misiles contra los autos que tenía adelante e iban muy lento”.

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La influencia de Rock N Roll Racing en Blizzard

“Nos lanzamos de un juego de carreras normal sobre aburridas pistas de tierra a un juego en el que atraviesas planetas infernales mientras te disparan alienígenas. Ese fue el nacimiento de todo lo que hicimos con nuestros juegos: fantasía, ciencia ficción y terror. Nos divertíamos. Como podíamos hacer todo lo que se nos antojaba, lo hacíamos. Eso marcó el tono para los siguientes juegos de Blizzard” - Samwise Didier

El humor

Han pasado 20 años entre el lanzamiento de Rock N Roll Racing y los títulos modernos de Blizzard, pero aun en los juegos modernos se pueden oír los ecos del lanzamiento de este juego de carreras corto pero divertidísimo.

Tomemos como ejemplo a Hearthstone, el inocente juego de cartas que te sorprende con su complejidad. Muchos lo consideran el primer intento de Blizzard de alejarse de su tono “épico” para buscar algo un poco más juguetón. Sin embargo, con sus irónicas presentaciones de personajes, la física cuestionable de los autos y toda la cursilería del inigualable presentador Larry Huffman, Rock N Roll Racing junto con The Lost Vikings fueron los juegos que abrieron las puertas de lo ridículo, y los juegos futuros destrozaron las bisagras. Para Allen Adham, los primeros días de Blizzard y el entorno creado por ese equipo tan pequeño eran algo muy distinto a una compañía y a veces “se parecía más a una fraternidad de universidad”. Así afirma: “Todos nos divertíamos. Se oían carcajadas a toda hora. Naturalmente, eso se reflejó en nuestros juegos”.

El sonido

Para los fans que conocen cómo funciona Blizzard por dentro, un historial de títulos influenciados por el heavy metal no debería ser sorpresa. Algunos de los fundadores de la compañía y los primeros empleados compartían el amor por la música intensa de las guitarras. Un amor tan profundo que algunos incluso armaron su propia banda de metal. La banda conocida como Level 80 Elite Tauren Chieftain (que con el pasar de los años modificó su nombre para ajustarse al nivel máximo del juego) hizo su debut en 2003 en los créditos de Warcraft III: Frozen Throne, con su sencillo “Power of the Horde”. Desde entonces, se expandieron hacia los universos de StarCraft y Diablo, y han tocado frente a numerosas audiencias de fans en todo el mundo... e incluso fueron teloneros de Metallica.

Para algunos empleados del Blizzard moderno, como el maestro de juego Angelo Cani, el impacto duradero de Rock N Roll Racing surgió en su infancia, cuando descubrió que el poder del rock va más allá de los idiomas. Eso, y la búsqueda detectivesca de las canciones que se colaron desde los parlantes de su televisor hasta lo más profundo de su cerebro. En palabras de Angelo: "Nos gustaban las canciones y sabíamos que eran famosas, pero no teníamos idea de cómo se llamaban. Nací en Brasil, así que no hablaba inglés en ese entonces. Como no podíamos identificarlas, pero queríamos escucharlas en casa, fuimos a una tienda de discos y cantamos a todo pulmón la versión de 16-bits de Born to be Wild tal como nosotros la recordábamos. A pesar de nuestros esfuerzos, no pudieron identificarla… quizás porque teníamos 10 años y estábamos cantando una versión que no se parecía en nada a la verdadera (aunque en mi mente era fiel a la original). Unos años después, un profesor de inglés nos hizo escuchar una de las canciones en uno de los primeros días de clase. La reconocí y dije '¡Ey! Conozco esta canción de un juego'. El profesor me respondió: 'Ah, ¿conque jugaste Rock N Roll Racing?'. Para mi sorpresa, era metalero y me dio una lista de todas las canciones del juego, además de otras de las mismas bandas".

La apariencia

Blizzard ha empapado todos sus juegos modernos con la estética de ciencia ficción de Rock N Roll Racing. Fue fácil distinguir la influencia de Rock N Roll Racing en el terreno y el aspecto de los planetas de StarCraft cuando se lanzó al mercado cinco años después del lanzamiento de RNRR. Veamos:

El metal pulido, los lásers y las torretas que decoran Chem VI, la primera pista que recorren tus ruedas digitales, perfectamente podrían pertenecer a un área recreativa ubicada en el corazón de la Confederación Terran.

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El paisaje limoso, repleto de garras y completamente alienígena de Drakonis es tan zerg que nos sorprende que no termines con un Uetzi pegado al parabrisas al final de la carrera.

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La experiencia

Tanto dentro como fuera de la pista, Rock N Roll Racing es un juego repleto de momentos satisfactorios que les resultarán muy familiares a los fanáticos de los títulos modernos de Blizzard. Atravesar la línea de llegada derrapando tras dejar atrás a tu oponente, atrapado en un charco de salsa resbaladiza de BF que colocaste exquisitamente, puede recordarte el momento en que ganas un punto con una Oleada de gravitones en los últimos segundos del tiempo extra. Cuando llegas a Bogmire y cambias tus ruedas destrozadas por un nuevo y reluciente tanque de carrera y unas cargas dispersoras KO, esa sensación es la misma que sientes cuando colocas la gema en el último engarce de tu nueva arma Legendaria, la mejor de tu arsenal, que definirá tu estilo de juego. Los mejores momentos, esos que le erizan la piel a tu nerd interior, y que comparten todos los juegos de Blizzard, han sido una decisión de diseño deliberada que se remonta a décadas atrás. Si no se siente increíble al jugar, entonces hay que darle más Pulido Blizzard (TM).

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Si bien no es muy probable que en las próximas BlizzCon oigamos a los jugadores gritar las líneas emblemáticas de Larry Huffman ni que lleven carteles que digan “QUE VUELVA CYBERHAWK”, los fans de Rock N Roll no se cansan de este clásico. Aún hay fans acérrimos de Snake Sanders que nos piden que lo incluyamos en Heroes of the Storm, o que incorporemos la voz llena de estilo de Larry Huffman en un paquete de presentadores.


Si miramos las décadas pasadas de la industria de los videojuegos y el entretenimiento, es imposible imaginar cuán diferente sería Blizzard sin el sonido, el estilo y el tono que estableció Rock N Roll Racing hace 20 años. Pero hay algo que es seguro: no sería ni la mitad de lo genial que es ahora.


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