El Reto de Rastakhan: Se acerca un nuevo contrincante – Parte 3
Después de pasar toda la vida entrenando y preparándose, Rikkar al fin había llegado a su objetivo: El Reto de Rastakhan, la exhibición de gladiadores más legendaria de toda la historia trol. ¡Y era fantástico! No había tenido más opción que ubicarse en uno de los peores asientos del lugar, en las imponentes alturas de la torre del anunciador, lo que no era nada fantástico.
El deseo ardía en el corazón de Rikkar como un dracohalcón furioso. Quería estar en la arena misma junto a sus ídolos, los legendarios loa y campeones del Reto; no compartir un cúmulo de nubes con el ogro de dos cabezas que hacía de presentador. Estaba tan alto que casi podía tocas los zepelines si extendía la mano.
La voz resonante del presentador proclamó el comienzo de la ceremonia inaugural, y los equipos comenzaron a marchar a la arena. Rikkar tenía poco tiempo... ¡Debía haber algo que pudiera hacer! Examinó los afiches de los equipos pegados en la torre en busca de inspiración.
Rikkar consideraba a Gonk y a la Druida guerrera Loti ejemplos de un contraste inspirador. Gonk era uno de los loa más antiguos y Loti, una de las competidoras más jóvenes del Reto (¡y consejera del Rey Rastakhan! ¡Y además una de las cambiaformas más talentosas del mundo!), pero los dos unieron fuerzas para abrirles las puertas a los jóvenes trols zandalari que quisieran convertirse en druidas. Loti era la líder inspiradora de una manada de lunáticos aullantes a lomos de dinosaurios. ¡Tal vez Rikkar pudiera usar eso!
Rikkar sentía cierta empatía por Zul’jin. Sorprendentemente, tenían mucho en común: los dos eran apasionados, indomables y tenían hambre de una gloria que siempre parecía escaparse de sus manos. Zul’jin nunca dejó de luchar por el imperio amani, sin importar lo adversas que fueran las circunstancias. O que pudiera perder partes importantes de su anatomía. Si Zul’jin podía seguir peleando con un ojo y un brazo, ¿cómo podía rendirse Rikkar ahora, con ambos ojos y ambos brazos en perfectas condiciones?
Gral no era un loa sutil. Cuando quería algo, lo exigía con todas sus fuerzas. Era ideal para Colmigarfio y la sanguinaria banda de bucaneros que ella llamaba su equipo del Reto. Cuando se trataba de los Tiburones, "despiadados" era apenas un eufemismo. Nunca seguían las reglas. A veces incluso inventaban reglas solo por el placer de romperlas. Justo antes de romper a sus adversarios.
Una idea sencilla se había formado en la mente de Rikkar. ¡El Reto de Rastakhan no tenía reglas!
Saltó a la cabina del presentador, y antes de que el ogro pudiera reaccionar, Rikkar le arrebató el micrófono de la descomunal mano, lo que dejó ambos rostros del ogro absortos.
Milagrosamente, la multitud enmudeció cuando la voz de Rikkar retumbó por toda la arena, “¡Yo soy Rikkar! No tengo tribu, aldea ni loa. Viví toda mi vida esperando eh'te momento. ¡El Reto es mi tribu! ¡Eh'ta arena será mi hogar! ¡Y exijo pertenencia al culto de todo' los loa del Reto! Los desafío. ¡Los desafío a todo!”
Un silencio de asombro se prolongó por lo que pareció una eternidad
"…¡No hay regla' contra eso!"
La furia se apoderó de la arena; la multitud y los competidores protestaban ante el desafío de Rikkar. Con su pelaje dorado resplandeciente al sol, Shirvallah la Tigresa dio un paso al frente y habló con voz resonante para que todos escucharan: “El niño tiene razón. Ninguna regla lo prohíbe, y tiene un corazón valeroso. Él nos reclama como sus loa, y YO lo reclamo a cambio. Le concedo mi bendición para pelear junto a los Tigres.”
Incapaz de permitir que lo superaran (o de perder una posible ventaja), Hir’eek batió las alas con fuerza y chilló: “Este es despiadado. Peleará con los Murciélagos, ¡no con tus gatitos patéticos, Shirvallah!”
Uno por uno, los demás loa expresaron su apoyo, todos pidiendo a Rikkar que peleara junto a sus equipos. Rikkar casi no comprendía lo que había pasado: tenía la bendición de los nueve loa. ¡Al fin tendría la oportunidad de demostrar su valía peleando por la gloria en el Reto de Rastakhan!
El presentador ogro soltó una risotada cuando recuperó el micrófono. Una de sus cabezas anunció: “Eso fue muy audaz, pero parece que funcionó.” La otra agregó: “Acábalos, niño. Estaremos alentándote.”
Rikkar sonrió y soltó lágrimas de felicidad. No podía esperar.
Continuará en la Ronda de retos, el 13 de diciembre